Hay tantas voces que nos rondan. En ocasiones voces que nos desdicen y empequeñecen, opacando nuestra bendición original. En lo profundo buscamos saber quiénes somos y cuál es el sentido de este viaje que compartimos. Siempre me emociona que Jesús necesitara pasar por los largos años en Nazaret antes de vivir la experiencia del bautismo. En ese tiempo se fueron imprimiendo pacientemente en su vida los modos de Dios y, por eso, comienza poniéndose a la cola, como uno más. Descubrirá su identidad más honda al lado de los otros, reconociéndose también él necesitado, sin destacar ni señalarse, en un bautismo compartido que va a sorprender al mismo Juan porque no prevalece el juicio sino un amor desmedido e incondicional. Cada mañana necesitamos bajar el volumen a tantas voces que nos culpabilizan y restan, y empaparnos de esta Voz que nos descubre muy amados en nuestra fragilidad. ¿Podremos ofrecerla también nosotros con mirada limpia sobre cada rostro, hacerle presentir lo inmensamente amado que es?

Mariola López Villanueva rscj

EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret

Imagen Ana Luengo Michel

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