Declaración de la provincia USC sobre la violencia armada

A medida que nos acercamos a la gran Fiesta de Pentecostés, cuando el valor de decir la verdad y dar testimonio del poder invencible del amor de Dios se hizo visible en el nacimiento de la Iglesia, nos detenemos a reflexionar sobre la violencia armada en los Estados Unidos y la responsabilidad que tenemos hacia la educación transformadora y el amor.

Con todas las personas de fe y compasión y por las víctimas de las masacres, sus familias y todos los afectados por estos actos de violencia sin sentido, oramos:

Que la compasión y el coraje sean nuestros compañeros en estos días de conmoción y dolor. Estamos llamadas a ser “Artesanas de esperanza en nuestro mundo bendecido y roto”. En lugar de apartar la mirada del sufrimiento, optemos por estar presentes en las formas en que el abuso de poder exige que nos convirtamos en agentes transformación. Seamos aquellas que cultivan la esperanza actuando con valentía, negándonos a perpetuar ciclos de violencia en nuestro discurso, nuestro uso de las redes sociales y nuestras acciones. Seamos de las que eligen la fe, no el miedo.

El presidente Biden habló determinación el 2 de junio de 2022 sobre el impacto que las armas y la violencia tienen en la vida de nuestros niños: “Según nuevos datos recién publicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las armas son la principal causa de muerte de niños en el Estados Unidos de América. El asesino número uno. Más que accidentes automovilísticos, más que cáncer. En las últimas dos décadas, más niños en edad escolar han muerto por armas de fuego que policías en servicio y militares en servicio activo combinados”.

Como educadores responsables de la seguridad de los estudiantes de la Red de 25 Colegios del Sagrado Corazón en Estados Unidos y Canadá, compartimos de manera especial la angustia de los docentes, administradores y padres de familia en colegios donde ha sucedido lo impensable. Como organización comprometida con “manifestar el amor de Dios en el corazón del mundo”, nos esforzamos por ayudar a los estudiantes a reconciliar esta pérdida de vidas sin sentido con una compasión lo suficientemente profunda y valiente para buscar soluciones al dolor que causa tal violencia.

A raíz de más tiroteos masivos en los Estados Unidos, la Sociedad del Sagrado Corazón, Provincia de Estados Unidos y Canadá, une su voz a la de las familias de las personas asesinadas por la violencia armada y a la de personas de buena voluntad de todas las religiones, que están exigiendo el fin de la parálisis legislativa que impide que se promulgue el control de armas de sentido común en este país.

Nos unimos y nos hacemos eco de muchos otros grupos religiosos y civiles para pedir:

  • una prohibición total de las armas de asalto, aprobada por el Congreso en 1994 pero que no se renovó en 2004
  • elevar la edad para la compra de armas de asalto de 18 a 21 años como un paso mínimo hacia una prohibición total y como un paso mínimo hacia la acción correcta
  • medidas que controlen la venta y el uso de armas de fuego, como verificaciones universales de antecedentes y períodos de espera obligatorios para todas las compras de armas, y acciones para mantener las armas fuera del alcance de delincuentes, fugitivos y personas bajo órdenes de restricción
  • limitaciones al acceso de civiles a armas de alta capacidad y cargadores de municiones
  • una ley federal para criminalizar el tráfico de armas
  • financiación a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) para realizar investigaciones de salud pública sobre la prevención de la violencia con armas de fuego
  • más consejeros escolares; más enfermeras escolares; más servicios de salud mental para estudiantes y profesores y para abordar la crisis de salud mental que profundiza el trauma de la violencia armada y como consecuencia de esa violencia.

Además, apoyamos medidas holísticas, como la promoción de la misericordia y la construcción de paz en nuestras comunidades a través de políticas y prácticas de justicia restaurativa, encuentros continuos y debates a nivel local sobre la violencia en las comunidades.

Junto al Papa Francisco, llamamos a nuestros legisladores a superar las diferencias partidistas y “salir al encuentro del otro en el diálogo, el perdón y la reconciliación, para reconstruir en torno a vosotros la justicia, la confianza y la esperanza”. (Papa Francisco, 1 de enero de 2014)

Como familia del Sagrado Corazón, invoquemos la Novena de la Confianza en este momento de necesidad de cambio en los corazones de los elegidos para gobernar, proteger y liderar, y en particular, para aquellos afectados por la violencia armada en todo Estados Unidos, especialmente en las comunidades donde los tiroteos masivos han reemplazado la confianza por el miedo.

Oramos,

Señor Jesús, por la intercesión

de las santas Magdalena Sofía y Filipina Duchesne,

a tu Sagrado Corazón, confiamos esta intención.

Solo mira, y luego haz lo que te inspire el corazón.

Deja que tu corazón decida.

Contamos con ello.

Confiamos en ello.

Nos abandonamos a tu misericordia,

Señor Jesús,

no nos fallarás.

Amén

 

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