De Godella a Medinaceli

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Historia de una clarisa

De Godella a Medinaceli

María Teresa Martí Carbonell nos recibe detrás de la reja de su convento de Clarisas de Medinaceli, un pueblo “mágico” de Soria.

La pista que nos ha hecho llegar hasta ella es la huella de cariño que dejó entre sus compañeros en el Colegio del Sagrado Corazón de Godella.

“Fui profesora de inglés allí durante 13 años y tengo un recuerdo buenísimo de lo vivido allí, tanto con los compañeros como con los alumnos. Tuve también muy buena relación con las RSCJ que estaban entonces en el colegio: Pilar Meléndez, Conchita González, Cristina Murillo…”

Formaba parte del Camino Neocatecumenal pero sintió que “le faltaba algo”…En una visita a las Clarisas de Soria entró en la capilla donde estaba expuesto el Señor y recuerda: “La custodia me fascinó y me sentí llamada a la adoración y al silencio”

“¿No seré demasiado mayor para entrar en un convento?” Había que probar y experimentaron con la comunidad durante el verano “¡Me sentí en casa!” Debió dejar también buen recuerdo entre las monjas porque, cuando les anunciaron que entraba en el noviciado, “gritaron de alegría”. A los 45 años y siguiendo la estrella como los magos de oriente, lo dejó todo y comenzó otro camino formando parte de las Hermanas pobres de santa Clara.

Desde 2020 es abadesa de la comunidad de Medinaceli y ahí transcurre su vida: es una comunidad de 10 hermanas de edades muy variadas que madrugan, oran mucho, hacen pastas para sostenerse económicamente, van rotando en los oficios de tornera, cocinera, sacristana, enfermera , conversan y se ríen en las horas de recreo, se quieren y comunican alegría. “Amandoos fuertes con la caridad de Cristo, mostrad exteriormente por las obras el amor que tenéis interiormente”.

Tratan de vivir hoy lo que decía santa Clara de sus primeras compañeras en San Damián: “Si bien éramos frágiles y débiles según el cuerpo, no rehusábamos ninguna necesidad, pobreza, trabajo, tribulación o menosprecio y desprecio del siglo, antes al contrario, los teníamos por grandes delicias”.

Y continúan lo que soñó para ellas Cara y dejó escrito en su testamento

“Entre los otros beneficios que hemos recibido y recibimos cada día de nuestro espléndido benefactor el Padre de las misericordias, y por los que más debemos dar gracias al Padre glorioso de Cristo, está el de nuestra vocación”

“El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino, que con la palabra y el ejemplo nos mostró y enseñó nuestro bienaventurado padre Francisco, verdadero amante e imitador suyo”.

“Ya que el Señor nos ha llamado a cosas tan grandes, estamos muy obligadas a bendecir y alabar a Dios, y a confortarnos más y más en el Señor para obrar el bien”

 “El Hijo de Dios, mientras vivió en el mundo, jamás quiso apartarse de la santa pobreza. Y nuestro bienaventurado padre Francisco, habiendo imitado sus huellas, su santa pobreza que había elegido para sí y para sus hermanos, no se apartó en absoluto de ella mientras vivió”

“Así pues, yo, Clara, plantita del santo Padre san Francisco, que era nuestra columna y nuestro único consuelo después de Dios, y nuestro apoyo, una y otra vez nos obligamos voluntariamente a nuestra señora la santísima pobreza”.

Por Dolores Aleixandre, rscj

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