Cinco lobitos. Reseña de Dolores Aleixandre
Reconozco que si el nombre de quien dirige una película es una mujer, estoy más predispuesta a que me guste. En este caso, se me confirma esa predisposición…
Es la primera película de Auda Ruiz de Azúa, la directora y una de sus escenas – una silla de ruedas y un carrito de bebé circulando a la vez por el pasillo de un hospital- reúne a tres generaciones de una misma familia. La joven protagonista Amaia (Laia Costa) acaba de ser madre y se da cuenta de que no sabe muy bien cómo serlo. Al ausentarse su pareja por trabajo unas semanas, decide volver a casa de sus padres, en un pueblo costero del País Vasco, y así compartir la responsabilidad de cuidar a su bebé. Lo que no sabe Amaia es que, aunque ahora sea madre, no dejará de ser hija.
Cinco lobitos no se limita a explorar cómo evolucionan los afectos materno-filiales y la forma de percibir a los progenitores cuando brota una nueva vida en la familia. Se desencadena un serie de conflictos entre sus miembros del clan, en medio de una realidad que hay que asumir tal como viene, porque “todas esas vidas que no vives son siempre perfectas, ideales, pero en algún momento hay que vivir la vida que te ha tocado”. Palabra de madre (abuela) a madre.
El lenguaje de los gestos va revelando quién cuida de quién en cada tiempo y lugar y va midiendo la calidez, calidad y dignidad de atención de unos para con otros. El encuentro resulta sanador, fortalece los lazos debilitados y abre la puerta a la reconciliación.
Premio Biznaga de Oro en el pasado Festival de Málaga y uno de las mejores películas del cine español en 2022.
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