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Comentario de la liturgia
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domingo 10 de noviembre
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por Mariola López Villanueva RSCJ
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Evangelio: San Lucas 20, 27-38
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En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: <<Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella>>. Jesús les contestó: <<En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob. No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos>>.
[/vc_column_text][vc_column_text]EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]
Nuestra inteligencia toca techo y nuestra imaginación apenas puede presentir lo que significa que nuestra vida profunda no puede ser dañada, pues permanece abierta a la misma vida de Dios, le pertenece sin fisuras.
Podemos hacer miles de cábalas como los saduceos, pero de nada nos servirán si nuestro modo de esperar la resurrección no nos hace experimentar ya ahora pequeñas briznas de vida transfigurada; si no nos lleva a vivir una gran confianza. Expresa Bobin preciosamente: <<La confianza me ha sido dada. Imagino que no hay un don mayor. Te hace amar la lluvia tanto como el Sol que sale después. Comprendes que no hay enemigos, que incluso quizá no haya muerte. Comprendes lo incomprensible, pero no sé cómo formular esto… Tener confianza en la vida (que es tan dura, por otra parte) es tener la intuición de que no se dañará a lo más querido y a aquello que no conseguimos ni nombrar. Hay que comprender que en lo profundo no estamos en peligro. En lo profundo de la vida, que no es el mundo, no hay nada peligroso>>.
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DIOS ES AMOR (San Agustín)
Dios es amor. ¿Qué rostro tiene el amor, qué pies, qué manos, qué estatura? Nadie puede decirlo. Sin embargo, tiene pies, pues ellos llevan hasta hacia la Iglesia. Tiene manos, ellas socorren al necesitado. Tiene ojos, pues por ellos ve al indigente. Tiene oídos, de ellos dice el Señor: <<El que tenga oídos para oír, que oiga>>. No tiene miembros que ocupan lugares, pero el que tiene amor lo tiene todo a un tiempo con el entendimiento. Habita en el amor y él habitará en ti; permanece en él y él permanecerá en ti>>.
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