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ATRAPASUEÑOS

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Un sueño inalcanzable

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por Fernando Orcástegui, Equipo Red de colegios. Zaragoza

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Jesús de Nazaret soñó el sueño de Dios para el mundo en donde todas las personas, empezando por los más débiles, pudieran alcanzar su plena estatura humana y lo llamó Reino de Dios. Desde que descubrí ese sueño, lo hice mío y deseé con todas mis fuerzas hacerlo realidad.

Pero también desde el primer momento fueron muchas las voces que me decían que un mundo libre, justo y fraterno era una fantasía, una quimera inalcanzable. Hasta un tipo llamado Francis Fukuyama llegó a decir que vivimos en el mejor de los mundos posibles y lo llamó “el fin de la historia”. Pero seguí creyendo en el sueño imposible, porque un sueño aislado puede ser inalcanzable, pero uno compartido se convierte en un reto posible, en un desafío complejo, pero que conmueve y compromete a la acción. Porque, ¿dónde está la línea que separa lo alcanzable de lo inalcanzable? Abolir la esclavitud, la educación universal o la emancipación de la mujer ¿no han sido sueños inalcanzables que hemos hecho realidad… o casi? Claro que los sueños imposibles del pasado se convierten en realidades hoy o lo harán en el futuro. Porque el sueño está más en el camino que en la meta.

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La libertad es inalcanzable, la igualdad es inalcanzable, la justicia es inalcanzable… pero es posible y necesaria más libertad, más igualdad, más justicia… Como nos recuerda Eduardo Galeano, el horizonte está ahí para que caminemos hacia él, aunque nunca lo alcancemos. Los sueños inalcanzables también.

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