25 de mayo, Santa Magdalena Sofía

Santa Magdalena Sofía Barat, cuya fiesta celebramos el 25 de mayo,  fue una mujer que a lo largo de su vida enfrentó situaciones de extrema complejidad. Siempre atenta a la voluntad de Dios, confío en todo momento en el Espíritu.
Hoy, esa sabiduría innata, forjada en tantas dificultades, sigue siendo apoyo en momentos de oscuridad y de sufrimiento de muy diferentes tipos. Este testimonio que nos llega desde los Estados Unidos es un reflejo de esa referencia a Sofía como amparo y protección.

Una visita milagrosa

Mi primo y su esposa tienen una hija, Alice. Cuando tenía 3 o 4 años, estuvo internada en el hospital muy enferma. El médico le dijo a sus padres que quizá no le quedara mucho tiempo de vida.

Los padres me llamaron con esta información y les envié una reliquia de segunda clase de Santa Magdalena Sofía Barat para Alice.

A la mañana siguiente, Alice saludó a sus sorprendidos padres muy emocionada diciendo: «Papá, Nancy vino a verme anoche. Se paró junto a mí y sonrió.”

En ese tiempo, nuestra congregación todavía estaba enclaustrada, por tanto, yo no había estado allí esa noche. Los padres de Alice la llevaban a menudo el día de visitas, así que estaba familiarizada con el hábito y jugaba con las cuentas del rosario que colgaba de mi costado. Por lo que era comprensible que pensara que era yo.

Creo que fue Santa Magdalena Sofía quien la bendijo.

Alice fue dada de alta del hospital. El problema médico que habían «encontrado» ya no existía.

Ahora, 60 años después, Alice es una abuela muy feliz.

Nancy Ghio RSCJ
Provincia Estado Unidos – Canadá 

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