Tengo que confesar, con cierto pudor, que no me ha sido fácil encontrarme con Magdalena Sofia, quizás se deba a que no soy “antigua alumna”… así que mi relación con ella no ha sido de amor a primera vista… pero es cierto que la formación que he tenido la suerte de recibir principalmente en las primeras etapas de vida religiosa la, y el testimonio del cariño de mis hermanas hacia ella, me han ido introduciendo en su vida y me han posibilitado descubrir facetas importantes: el cultivo de la vida interior,  el cuidado de las relaciones, la centralidad del corazón de Cristo, la necesidad del don del Espíritu, etc..   

Últimamente me llamaba la atención la cantidad de veces que una enfermedad o una caída le obligaban a parar de su incansable apostolado.  

Quizás porque yo ahora me encuentro en una situación de “minusvalía” que me impide trabajar con normalidad, puedo mirar a Sofia y encontrar en ella, una gran inspiración y empuje. 

Pese a su precaria salud escribió 14.000 cartas, lo que suponen un acompañamiento muy cercano a cada persona, y además pese a lo desagradable y duro de los tratamientos… supo 

SACAR EL LADO BUENO DE LAS COSAS “, tomando estos tiempos de obligado parón para ofrecer consejos sabios a sus hermanas: 

“…manténgase muy cerca del corazón de Jesús, sea fiel a la voz interior del Espíritu de Dios, mantenga su corazón libre y déjele descansar con frecuencia en la oración”. 

Mi encuentro con Sofía por Begotxu Bilbao rscj
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