Antes de conocer a las hermanas de la Congregación del Sagrado Corazón no sabía de la existencia de Santa Magdalena Sofía Barat. Ella entró en mi vida poco a poco, derramando en mi corazón el amor por el Sagrado Corazón de Jesús.
Recuerdo mi fascinación inicial por su vida y sus actividades. Empecé a leer biografías y sus cartas. La sentía cada vez más cerca de mí. Descubrí que la Santa Madre es una santa para hoy. Era una mujer adelantada a su tiempo. Se convirtió para mí en un modelo a seguir en el trabajo con la gente. Muchas veces me preguntaba qué haría y qué diría Santa Magdalena Sofía. Ella me enseñó paciencia y constancia en la consecución de mi objetivo.
Lo más importante y duradero que sucedió a través de ella fue la transformación de mi corazón, que se abrió al gran amor de Jesús que brotaba de Su Corazón herido.
Mi oración diaria es «La Oración de Santa Magdalena Sofía»:
Señor Jesús, dame un corazón,
cuyas disposiciones sean similares a las de Tu Corazón,
un corazón humilde que conoce y ama su pequeñez,
un corazón tierno que controla y calma sus ansiedades,
un corazón amoroso que se compadece de las debilidades de los demás,
un corazón desapegado que sólo desea los dones del Cielo,
un corazón libre de amor propio, abrazado por el amor de su Dios,
del que sólo él se ocupa, que es su única felicidad
y su único tesoro en el tiempo y en la eternidad. Amén.

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