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Comentario de la liturgia

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domingo 11 de diciembre

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por Tere Iribarren

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Rscj. Directora del colegio de Diputación durante muchos años. Pedagoga entusiasta. Pionera con otros de la Red de colegios Sagrado Corazón, germen de la actual FESB 

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Evangelio: San Mateo 11, 2-11

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Juan oyó hablar en la cárcel de la actividad del Mesías y le envió este mensaje por medio de sus discípulos: 
  —¿Eres tú el que había de venir o tenemos que esperar a otro? 
  Jesús respondió: 
   —Id a informar a Juan de lo que oís y veis: ciegos recobran la vista, cojos caminan, leprosos quedan limpios, sordos oyen, muertos resucitan, pobres reciben la Buena Noticia; y, ¡dichoso el que no tropieza por mi causa! 
  Cuando se marcharon, se puso Jesús a hablar de Juan a la multitud: 
   —¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿Qué salisteis a ver? ¿Un hombre elegantemente vestido? 
   Mirad, los que visten elegantemente habitan en los palacios reales. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Os digo que sí, y más que profeta. 
  A éste se refiere lo que está escrito: 
   Mira, yo envío por delante 
   a mi mensajero 
   para que te prepare el camino. 
  Os aseguro, de los nacidos de mujer no ha surgido aún alguien mayor que Juan el Bautista. Y sin embargo, el último en el reino de Dios es mayor que él. 

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Juan se sorprende. Su silencio queda lleno de la nueva noticia, los ciegos cobran la vista, los sordos oyen, los lisiados andan…  

Jesús se pone a hablar de Juan, su buen amigo. ¿Quién es este? ¿Un Señor bien vestido?, ¿hasta elegantemente vestido…? hay trampa, los que visten elegantes están en los palacios. Algunos han visto en Juan ¿una caña?  ¿un profeta? Juan va cerca de Jesús a preparar el camino. 

Señor quiero preparar el camino, quiero mirarte bien para llegar a tu reino, estar contigo, siempre a tu lado.  De tu pequeñez llega su grandeza. 

Contigo Señor, contigo  

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