Seguramente muchos de nosotros, quizás los más afortunados, estamos a poco días de volver al trabajo, al lugar habitual de residencia… para retomar rutinas y ritmos cotidianos.
Con todo lo bueno que ello tiene, estamos despidiéndonos de las merecidas vacaciones y tambien necesitamos preparar esa vuelta, igual que preparamos los planes familiares o los billetes de tren o de avión.
Puede pillarnos desprevenidos, o podemos adelantarnos y así ganarle un poco la partida a ese regreso que muchas veces viene mezclado de pereza y satisfacción.
¿Tiene sentido vivir todo ello solo desde lo humano de nuestra vida?
Si le dimos gracias a Dios por las ansiadas vacaciones (como tal vez se las damos cada viernes del año…) démosle también las gracias por todo lo vivido, disfrutado, compartido. Por todo lo que sucedió que no esperábamos, incluso por algún contratiempo o decepción.
Dios nos espera en todos y cada uno de nuestros días. Todo es Gracia y en todo hay Gracia.
Teresa Gomà, rscj
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