El 18 de noviembre celebramos una gran mujer que siguió un impulso del corazón para traspasar fronteras. Santa Rosa Filipina tuvo que superar muchas dificultades para lograr su sueño: llevar el evangelio y la educación más allá de Europa, en concreto, a tierras americanas. Solo en su vejez pudo cumplir su llamada más profunda: vivir con los indios, aunque solo fuera un año. 

El barco en el que viajaron ella y sus cuatro compañeras se llamaba «Rebeca». Tardaron más de dos meses en cubrir el trayecto desde Burdeos a Nueva Orleans. Todas las penalidades eran ofrecidas por el bien de aquella misión. 

Desde entonces, el «Rebeca» es para la Sociedad del Sagrado Corazón un símbolo de audacia, de cambio, de soltar amarras para explorar nuevas necesidades, nuevas realidades. 

Esta semanas previas a la fiesta de Rosa Filipina vamos a publicar varias entrevistas a religiosas y laicos que han experimentado su #momentosrebeca y se han aventurado a vivir en otros lugares, a comprometerse con otras gentes, en un deseo de vivir más allá de ellos mismos. 

A través de su testimonio os invitamos a compartir vuestra propia experiencia de #momentosrebeca. 

¡Comparte con este hashtag tu experiencia de salir de ti para explorar nuevas fronteras!

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