La película “Marco”, dirigida por el tándem Aitor Arregi y Jon Garaño, nos acerca a la biografía de Enric Marco, un sindicalista de la CNT y posteriormente Presidente y cara visible de la Asociación Amical de Mauthausen de España.

Su compromiso con esta causa fue absoluta, dedicando tiempo infinito y una enorme voluntad, llevando la causa de los deportados españoles a numerosos colegios, foros diversos, prensa, televisión, al Parlament de Catalunya e incluso al Congreso español. Pero su compromiso pendía de documentos falsificados y una vanidad sin límites que buscaba en todo momento el protagonismo público y despertar emoción en el público.

Su historia se debate entre el sentido de la verdad y el porqué de una mentira consciente y persistente en el tiempo. Esta insistencia la hace todavía más intrigante y devastadora. Y es que… ¿para qué dedicar parte de su vida a sostener una mentira en la que todo se pone en juego? Él mismo afirma: “mi vida merece ser contada”, como pista para reconocer su deseo de posteridad, de memoria histórica personal, de relevancia en medio de una existencia gris y anodina.

Con una grandísima actuación de Eduard Fernández, convertido auténticamente en Enric Marco: duda, tose, carraspea, camina y miente… como el verdadero Marco, sorprende la fuerza de la historia, la tensión de los acontecimientos, e incluso una cierta empatía que puede surgir por el personaje que justifica su actuación “por una buena causa”. Porque… ¿quién no ha maquillado un poco su propia verdad?

Y en el apartado de premios… fue nominada a Mejor Película en el Festival de Venecia 2024 y su protagonista está nominado como Mejor Actor en los Premios Forqué, y por supuesto, a la espera de diversos premios en los Gaudí y los Goya. Y como clamor, aunque llegue demasiado tarde… ¡qué lástima que la película fuera eliminada de la preselección española a los Oscar! Tendría posibilidades en su faceta cinematográfica, además de relatar una parte de la historia que tendemos a olvidar.

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