Como parte de las actividades de verano que ofrece Magis-España, del 20 al 27 de julio, se llevó a cabo en Getaria, País Vasco, la tercera edición de «Vivir con Deportividad», una propuesta que tiene como objetivo ofrecer a los jóvenes un tiempo para integrar fe, vida interior, espiritualidad, naturaleza y la vida como vocación a través de los valores que el deporte nos regala: respeto, igualdad, compañerismo, fair play, equipo-comunidad, esfuerzo, sacrificio, dar lo mejor de uno mismo, sabiduría para vivir las derrotas, humildad para las victorias, solidaridad, etc.

Fuimos un grupo de 13 personas (9 jóvenes y 4 acompañantes) de diferentes procedencias: Barcelona, Bilbao, Etiopía, Madrid, Valencia, Valladolid y Zaragoza.

Comenzábamos las mañanas con una oración para disponernos al día y el resto de la mañana dedicábamos a actividades deportivas como senderismo en montaña, deportes de playa, deportes de raqueta, etc.; el último día cerramos con broche de oro con la celebración de unas olimpiadas por equipos, donde había que dar lo mejor de uno mismo, pero sobre todo, disfrutar y pasar un buen rato juntos haciendo deporte. 

Por las tardes, comenzábamos con una charla sobre algún tema que ayude a la reflexión y oración personal y luego un compatir por grupos, y al final de la tarde teníamos la celebración de la Eucaristía para cerrar el día juntos. 

También fuimos a visitar el Santuario de Loyola, lugar donde nació San Ignacio hace más de 500 años, y que nos sigue inspirando hasta hoy.

Fueron días muy agradecidos, donde pudimos disfrutar del precioso paisaje de mar y montaña que nos rodeaba, de compartir con otros la pasión por el deporte y la riqueza de vivir esta experiencia en comunidad aprendiendo y alimentándonos unos de otros.

Ha sido un tiempo de gracia, de ver el paso de Dios por la vida de los jóvenes que tienen el deseo de seguir profundizando en su fe y en sus vidas desde esa Presencia buena de Dios que llevan dentro, y que les ayuda a descubrir cual es su lugar y su misión en nuestro mundo, de un modo particular y único para seguir a Jesús.

También, ha sido un tiempo para constatar que la Ruah de Dios sigue soplando, inspirando y actuando a través de los jóvenes, y mostrando los nuevos caminos por los que nos invita a transitar y vivir. Ellos son nuestra esperanza.

Alejandra de la Riva, rscj

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