Profesor jubilado del Colegio de Pamplona (España)
Lc 6, 39-45
Y añadió una comparación:
—¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo?
El discípulo no es más que el maestro; cuando haya sido instruido, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que lleva tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: hermano, déjame sacarte la mota de tu ojo, cuando no ves la viga del tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás distinguir para sacar la mota del ojo de tu hermano.
No hay árbol sano que dé fruto podrido, ni árbol podrido que dé fruto sano. Por los frutos distinguís cada árbol. No se cosechan higos de las zarzas ni se vendimian uvas de los espinos.
El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro interior bueno; el malo saca lo malo de su tesoro malo, porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.

Vivimos un exceso de palabrería (abundancia de palabras vanas y ociosas, RAE). Cuando los informativos terminan con el horror de lo que está ocurriendo en Ucrania, Goma, Palestina…y se centran “en lo de aquí”, asistimos a un espectáculo bochornoso de insultos, mentiras, provocaciones, chulerías, descalificaciones personales, acompañadas de un “y tú más” despectivo y barato. Salen todas las vigas ajenas. Demasiadas zarzas y demasiados espinos… que no producen ni uvas ni higos.
Porque de lo que rebosa el corazón, habla la boca. La sabiduría evangélica nos da luz sobre lo que está pasando. Y es muy grave. Porque el problema está en el corazón. En lo que no se ve. ¿Qué hay en tantos y tantos corazones? ¿Por qué rebosan bilis? ¿Y en el mío? Pongamos el foco en el corazón. Una vez más. Cuidemos el corazón, sembremos en él compasión, ternura, amor incondicional y liberador. Que rebose y hablemos del que nos habita. De nuestro dulce huésped.
Señor, transforma nuestros corazones. Límpialos de zarzas y espinos y llénalos de tu amor. De un amor rebosante que nos haga hablar con palabras constructivas. Con palabras de reconciliación, de perdón, de paz, de vida. Palabras de profeta. Palabras que denuncien. Palabras que propongan. Palabras que tiendan puentes.
Gracias, una vez más Javi!
Gracias Javi . Me ayuda para la oración del domingo y para la vida diaria . Que el Señor te bendiga
Gracias por tus palabras, Javi. Nos ayudan a presentar a Dios todas las trampas en que nos metemos y todas las «vigas» de nuestro entorno
Muchas gracias por la reflexión y que continúe. Me hace falta