Xavier Serret. Educador del colegio Sagrat Cor – Diputació de Barcelona. Actualmente coordinador del ámbito de desarrollo de personas en el equipo de titularidad de la Fundación Educativa Sofía Barat.
Jn 6, 51-58
Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Quien coma de este pan vivirá siempre. El pan que yo doy para la vida del mundo es mi carne.
Los judíos se pusieron a discutir:
—¿Cómo puede éste darnos de comer [su] carne?
Les contestó Jesús:
—Os aseguro que si no coméis la carne y bebéis la sangre de este Hombre, no tendréis vida en vosotros.
Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que me envió vive y yo vivo por él, así quien me come vivirá por mí.
Éste es el pan bajado del cielo y no es como el que comieron vuestros padres, y murieron. Quien come este pan vivirá siempre.
Comer y beber para tener vida. Los alimentos nos proporcionan la energía que necesitamos para vivir. Nuestro cuerpo los asimila, los integra, los hace suyos. Comemos seres vivos, plantas y animales, que pasan a formar parte de nosotros. Dejan de ser para que nosotros seamos.
Jesús se ofrece como alimento para la Vida de todos. Al igual que nuestro cuerpo con los alimentos, Jesús desea que lo asimilemos y lo integremos en nuestro ser, para actuar, vivir en comunión con él, de una manera que refleje su amor y entrega total, trabajando por la justicia y la paz, por un mundo donde todos tengan vida en abundancia.
Jesús es el pan vivo, es decir, activo. Los que, en el evangelio, discuten sobre cómo Jesús puede darnos su carne para comer, están representando la dificultad de entender esta profunda entrega y el radical llamado a la acción. Cuando Jesús dice « Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él« nos está invitando a participar en su misión. Jesús no solo ofrece una promesa de vida eterna en el más allá, sino que también llama a una transformación profunda en el aquí y ahora y seguir su ejemplo de amor y servicio a los demás. Jesús nos llama alimentarnos de él, para poder ser alimento para el mundo.
Moltes gracies Xavi!