Todavía se puede ver en los cines, y pronto en diversas plataformas, esta película italiana, situada en plena postguerra (año 1946) que narra una historia de un tiempo que es atemporal: cómo las mujeres toman conciencia de algo que nos incumbe a todos, hombres incluidos, y que nos recuerda que los triunfos colectivos han pasado antes por triunfos individuales que han supuesto mucho sacrificio y valentía. Hablamos el maltrato, del sufragio, de las libertades individuales, etc…

Ofrecemos el análisis de la web Pastoralsj sobre ella:

¿Por qué ver Siempre nos quedará mañana?

  • La película nos interpela ya con el blanco y negro. Es una historia del pasado, pero ¿lo es realmente? En cualquier caso, es de esas veces en que uno siente que el blanco y negro es un recurso bien utilizado.
  • El contexto político y la intrahistoria familiar dialogan mutuamente. En un momento en que las mujeres italianas acceden al voto, a un mayor empoderamiento político, la historia de Delia es la de una mujer que va tomando conciencia de su situación, hasta poder tomar una decisión.
  • La interpretación de Paola Cortellesi es estupenda. Y el duelo con su hija, Marcella, es de lo mejor de la película. El diálogo entre dos mujeres de generaciones distintas, pero no tan distantes la una de la otra como pudiera parecer.
  • La película trata el tema de la violencia machista con un toque provocador, que no queremos revelar aquí. Puede chocar –incluso algo más que eso– pero creo que conviene verlo y juzgarlo.
  • Siendo una historia fundamentalmente dramática, no deja de tener ese regusto de comedia italiana. El final es conmovedor, emocionante política y humanamente.

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