Solo el hecho de entrar en un cine de trescientas butacas y verlo abarrotado ya es un motivo de alegría. Si además, la película es entretenida, a medio camino entre la comedia y el drama, con momentos de risa y otros de emoción… está muy bien escrita, filmada, interpretada… no se le puede pedir más a un domingo por la tarde.

Casa en llamas es todo esto y más. Su director, Dani de la Orden, con más de diez películas y especialmente conocido por “Barcelona noche de invierno”, “Barcelona, noche de verano”… y la última, “42 segundos”, ha perfeccionado su talento con una realización ágil y perfecta, consiguiendo los mejores resultados de una actores fabulosos (Emma Vilarasau, Enric Auquer, Alberto San Juan…) que llenan la pantalla y una historia que sorprende en cada momento. El responsable del guion es Eduard Sola, compañero de viaje de algunas películas de Dani de la Orden, y otros como la reciente serie “El cuerpo en llamas”, que firma un argumento lleno de giros, humor negro y sátira.

La historia se basa en una familia acomodada de Barcelona que después de mucho tiempo de no verse pasan un fin de semana en la casa de Cadaqués, lugar idílico de la Costa Brava. Un matrimonio mal separado, unos hijos ya mayores e insatisfechos de la vida que llevan… tienen que cerrar la casa familiar de veraneo y, con ella, poner punto final a los recuerdos de una vida que en otro tiempo fue feliz. Cada cual llega con sus obsesiones, frustraciones y mentiras, y juntos revivirán aquello que los une y también los separa… en un ejercicio de sinceridad no deliberada pero que acontecerá la única manera de tocar fondo, de renacer de las cenizas, para un recomenzar que no sabemos, pero que ojalá sea una oportunidad para vivir y relacionarse de una manera diferente.

Absolutamente recomendable, y si se puede, en cine en sala grande (VO en catalán o doblada al castellano), para sentir la comunión con las emociones de los otros espectadores: las risas, las sonrisas y alguna lágrima que se nos escape.

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