Ya va quedando poco para la vuelta al cole y, como viene siendo habitual en las fechas estivales, el verano de 2024 nos ha regalado también grandes éxitos de taquilla. Deadpool y Lobezno, que se ha convertido en la película con clasificación R (no recomendada para menores de 18 años) con mejor recaudación de la historia, o Inside Out 2, que ha alcanzado el décimo puesto de las películas más taquilleras de todos los tiempos y la primera del género de la animación, son algunos ejemplos. 

Sin embargo, seguro que la cinta que nos ocupa hoy no obtendrá tan buenas cifras, pero Buffalo Kids merece toda la atención de grandes y pequeños que quieran asistir al cine buscando una verdadera película para niños en la que la aventura y la transmisión de valores se escriben con mayúsculas. 

La película nos cuenta la historia de Tom y Mary, dos hermanos huérfanos que llegan a Estados Unidos desde Irlanda en busca de su tío a finales del siglo XIX. Al no presentarse en el puerto de Nueva York para recogerlos, los niños deciden emprender el viaje hasta la lejana California para encontrase con él. Su trayecto como polizones en tren será compartido con un grupo de niños y niñas de un orfanato que viajan por todo el país buscando una familia que los adopte.

Uno de esos niños es Nick que se desplaza en una silla de ruedas porque sufre de parálisis y, para asombro de Tom y Mary, no puede hablar. Los tres niños vivirán una epopeya a través de un país que les es totalmente desconocido y donde no faltarán ladrones codiciosos, animales peligrosos y amigos inesperados cuando por un despiste pierdan el tren. 

Cabe destacar que estamos ante una película de animación española y esa etiqueta no debe causarle ciertos estigmas que suscitaban estos largometrajes en el pasado. Sus creadores han trabajado en películas de renombre como Momias o Las aventuras de Tadeo Jones. Este hecho ya nos pone en alerta para saber que nos encontraremos en la pantalla del cine con un producto de calidad y no es para menos. La realización de la película es magnífica y en la que las animaciones, los planos, el sonido, el color y la música forman una mezcla bella y apropiada para un público infantil cada vez más exigente por la enorme cantidad de oferta que tiene en las salas y en las plataformas de pago. Otro elemento que hace de Buffalo Kids una más que recomendable opción es su duración, ya que no peca de rellenar tiempo por el hecho de cumplir expectativas. Cumple con lo que a priori ofrece sin entrar en adornos que le puedan restar importancia a lo que quiere transmitir. 

Y llegamos así a uno de los pilares fundamentales de la película. Es un producto para los pequeños que quieran divertirse con un buen paquete de palomitas. La película es un hervidero de ocurrencias de niños para niños. Los diálogos, los breves chistes y las situaciones presentadas son más que apropiadas sin caer en ñoñerías e infantilismos y sin regalar gratuitamente vivencias de la adolescencia. No quiere conducir a los chicos y chicas hacia otro producto que no es apto para su edad por querer hacerlos adultos antes de tiempo. 

Por otro lado, se nota que Buffalo Kids está hecha con un cariño y una sensibilidad únicas ya que el verdadero protagonista de la película es Nick. Ese niño en silla de ruedas que llena la pantalla cada vez que aparece y que con un cuidado trabajo de animación transmite más con la mirada que con las palabras. Merecen una especial atención los silencios que rodean los momentos en las que Nick acapara la escena. Al igual que la sucesión de los acontecimientos tan bellos y tan dolorosos de la historia de amor en Up o de aquel viaje a través de la ventana en Mar adentro, imagen y música llegan al espectador de forma sublime y abrumadora en un encuentro donde risas y lágrimas se entremezclan para dotar a la escena de una bella cercanía con los espectadores. 

No hay que olvidarse de todos los valores tan buenos y positivos que intenta transmitir la película. Primero, nos encontramos con el tema de la inclusión que tan presente está en las aulas de nuestros colegios. El hecho de conseguir que un niño en silla de ruedas forme parte de un contexto que le es tan difícil a priori ayuda a que los alumnos vean que pueden ser una parte fundamental para que otros niños se sientan parte de cualquier rutina diaria que se les plantee con un simple acto de generosidad por parte de la sociedad. En segundo lugar, la figura de la familia está muy presente en la película y con el desarrollo de la trama nos lleva a ver que el amor debe ser la piedra angular de esta institución. Para finalizar, la cinta nos lleva a cuestionarnos el tema de los prejuicios y abre una puerta a tratar a todas las personas sin juicios de valor ya que todos merecemos ser conocidos antes de que nos juzguen. 

Por último y como gran colofón a todos los temas que se nos plantean, Buffalo Kids, aborda la adopción y la ayuda a personas con diferentes capacidades como elementos presentes en la trama y eso ayuda a que no se caiga en sensiblerías innecesarias. La sociedad pretende proteger a los niños ante ciertos temas que son más que necesarios para que los niños y niñas crezcan conociendo el mundo que los rodea. No podemos meter a los pequeños en burbujas de cristal haciendo de ellos y ellas seres individuales y carentes de conocimientos y, lo que verdaderamente formará su personalidad: valores. La cinta plantea estas complejas realidades sin maquillar. Consigue hacer conscientes a los espectadores más jóvenes del mundo en el que viven, de lo afortunados que son y de su deber moral de ser partícipes de la sociedad. 

Buffalo Kids se ha convertido en el sucesor espiritual de Cuerdas (cortometraje de animación más premiado de la historia) y en una opción muy aceptable para despedir el verano. Puede que no consiga mucha recaudación en taquilla o puede que se lleve varias alegrías en la próxima ceremonia de los Premios Goya, pero de lo que no cabe duda es que se ha ganado un puesto de honor en el corazón de los espectadores que van buscando un soplo de aire fresco a las proyecciones infantiles. 

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