Soy Javier Rodríguez, maestro de Primaria en el Colegio Sagrado Corazón de Granada. Llevo casi 20 años formando parte de esta gran familia y este curso comienzo una nueva etapa como Coordinador de Pastoral, un reto que asumo con mucha ilusión. Mi deseo es que la pastoral sea algo vivo y cercano, que nos ayude a descubrir a Jesús en lo cotidiano, a crecer como personas y a vivir los valores del Evangelio en el día a día del colegio.
Lc 1, 31-45
Entonces María se levantó y se dirigió apresuradamente a la serranía, a un pueblo de Judea. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura dio un salto en su vientre; Isabel, llena de Espíritu Santo, exclamó con voz fuerte:
—Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Mira, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura dio un salto de gozo en mi vientre. ¡Dichosa tú que creíste! Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció.

El Evangelio de hoy nos muestra a María que, tras recibir el amor de Dios, no la inmoviliza, la pone en movimiento. La fe le impulsa a salir al encuentro de los demás y lo hace con alegría para visitar a su prima Isabel. Es un gesto sencillo pero lleno de significado, porque quien se sabe amado por Dios no puede guardarse esa alegría, la comparte y la lleva a los demás.
En este encuentro vemos que cuando María llega, Isabel siente la presencia de Jesús y se llena de felicidad. Así, vemos que donde va María, también va Jesús.
María no busca ser el centro, sino servir y acompañar. Su camino nos enseña que tener fe es ponerse en marcha, mirar al otro y ayudar con amor.
En el día a día también estamos llamados a vivir así. Cada saludo, cada gesto de ayuda, cada palabra amable puede ser como ese saludo de María: algo que despierta alegría y esperanza en los demás.
María nos invita a vivir estos últimos días de Adviento con su misma actitud:
- Escuchar y confiar en Dios.
- Salir al encuentro de los demás, especialmente de quienes más necesitan consuelo y ayuda.
- Contagiar alegría, porque el Señor está cerca.



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