[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Comentario de la liturgia

[/vc_column_text][vc_column_text]

domingo 8 de septiembre

[/vc_column_text][vc_column_text]

por Mariola López Villanueva RSCJ

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Evangelio: San Lucas 14, 25-33

[/vc_column_text][vc_column_text]

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: <<Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer, y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo. Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: <<Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar>>. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío>>.

[/vc_column_text][vc_column_text]EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Una señal para descubrir cómo andamos en esto de dar, de renunciar a nuestros bienes, es si nuestro tono vital, en lo cotidiano, se inclina más hacia la queja o hacia el agradecimiento.

Nos movemos en ambos polos, pero si predomina la queja es que siento que doy mucho y apenas se me da a cambio, y eso nos vuelve apesadumbrados, nos hace victimizarnos y, en ocasiones, nos trae resentimiento. Hay muchos seguidores de Jesús quejosos. Si se va inclinando hacia la gratitud el fondo de nuestra vida, si con algunos vaivenes ese va siendo nuestro latir profundo, significa que somos conscientes de que si podemos dar es porque antes hemos recibido mucho; y sentimos que nadie nos lo quita, que está en nosotros el no retener, el no quedarnos con nada en la recámara. No elegimos cómo dar la vida; es ella la que nos va eligiendo a nosotros, a través del amor y del dolor. ¿Descubriremos algún día que estas palabras de Jon Sobrino se hacen verdad?: <<Una vida radicalmente libre para servir trae consigo su propio gozo, aun en medio de los horrores de la historia>>.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ir al contenido