Yendo él de camino hacia Jerusalén, atravesaba Galilea y Samaría. Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, que se pararon a cierta distancia y alzando la voz, dijeron: 
   —Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros. 
  Al verlos, les dijo: 
   —Id a presentaros a los sacerdotes. Mientras iban, quedaron sanos. 
  Uno de ellos, viéndose sano, volvió glorificando a Dios en voz alta, y cayó de bruces a sus pies dándole gracias. Era samaritano. 
  Jesús tomó la palabra y dijo: 
   —¿No se sanaron los diez? ¿Y los otros nueve dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios, sino este extranjero? 
  Y le dijo: 
   —Levántate y ve, tu fe te ha salvado. 

evangelio 12 de octubre con comentario de Alejandra de la Riva