Descubro este verano una película que ha pasado desapercibida, y que es un canto al poder curativo de los vínculos, y a la capacidad de un maestro para incidir positivamente en la vida de un chico muy vulnerado.
Este filme basado en hechos reales cuenta la inspiradora historia de Stanley Deen, un profesor que descubre que uno de sus alumnos, Nate, vive en la calle y ha tenido que entrar la cárcel por un hurto. El profesor Deen no lo da por perdido y, frente a la opinión negativa de sus compañeros docentes, decide prestarle ayuda de manera reiterada y convertirse en su mentor, enfrentando junto a él sus propios miedos, frustraciones y errores del pasado. La película nos habla de la fuerza transformadora del cariño y del poder de una persona para descubrir en una vida traumatizada, y aparentemente rota, el potencial de amor y redención que alberga. Una historia dura y tierna, conmovedora y llena de aprendizajes, que merece la pena ver.

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